En estas vacaciones de verano he tomado como destino la isla mas pequeña de las baleares: Formentera. Acostumbrado a la sobre explotada Ibiza, el contraste que vi fue realmente espectacular. Aunque el turismo era abundante (sobretodo italiano), en ningún momento me sentí “acosado” por grandes construcciones hoteleras ni por riadas de guiris borrachos.

Para quien no lo sepa, Formentera es la isla en la que se desarrolla Lucía y el Sexo. Volver a ver algunos de los lugares que aparecen en la película o revivir algunos de sus momentos es una experiencia realmente gratificante.

La isla no es muy grande y pudimos recorrerla entera con un simple ciclomotor alquilado. De hecho podría afirmar que el 95% de las motos que hay en la isla son alquiladas.

Dia 1: 24 de Julio – Jarabe de Palo

Cogemos el avión destino Ibiza. Después de mirar varias tarifas de precios y compararlas con lo que costaba ir en barco en esas fechas, vimos que por poco mas nos ahorrábamos el tener que estar un montón de horas en el barco. De esta forma ganábamos un par de días y el palo de aguantar tanto rato sin saber que hacer.

Pero cuando llegamos al aeropuerto de Ibiza tuvimos un pequeño problema con nuestro equipaje. Gracias a la eficiencia de Iberia, las mochilas de todos los pasajeros se habían quedado en Barcelona (curiosamente las maletas no… casualidad?). Después de reclamar, nos dijeron que lo mas probable era que nos enviasen nuestro equipaje al dia siguiente donde estábamos alojados. Así que nos fuimos resignados pero dispuestos a que este pequeño percance no nos amargara el viaje.

Al llegar al puerto de Ibiza cogimos el primer ferry dirección Formentera. Varias compañías cubren este trayecto por lo que pasan muy a menudo y solo es un viaje de 30 minutos.

Al llegar, alquilamos la moto y nos vamos directos a lo que será nuestra residencia durante todo este tiempo.

Al llegar, un chico que estaba en la casa nos comentó que eran las fiestas de Sant Francesc y que en el pueblo había un concierto de Jarabe de Palo. Vimos el concierto abarrotado de gente del pueblo y nos enteramos que Pau Donés (el cantante) tiene una casa ahi.

Dia 2: 25 de Julio – Lucía y el Sexo

Por la mañana, mientras hacíamos las compras obligatorias de comida, nos llamó el transportista que tenía nuestras mochilas! Acordamos un sitio y por fin las recuperamos. Sin apenas deshacerlas, cogimos nuestro equipaje de baño y apenas sin pensarlo nos fuimos directos a la primera playa que nos apeteció: Ses Illetes.

Quizá es una de las playas más comerciales de la isla, pero aun así, estaba increíblemente limpia y con el agua completamente transparente. Mas tarde descubrimos que si hubiésemos andado un poco más, nos habríamos encontrado rincones mucho más tranquilos y solitarios. Aún así disfrutamos del baño.

Ya por la tarde decidimos ir a ver el faro situado al sur de la isla, en Es Cap de Barbaria. Es el faro que aparece en Lucía y el Sexo. Fue toda una experiencia el ver acercarse el faro poco a poco a medida que llegábamos por la carretera recta. Llegamos con tiempo de poder bajar a una cueva que daba a un acantilado directo al mar. Fue como entrar dentro de la isla! Al salir buscamos un sitio donde poder ver la puesta de sol, rodeados de los pequeños montones de piedra que la gente había hecho por toda la explanada llena de rocas que rodeaba el faro. Se dice que cuando construyes uno de estos montículos tienes que pedir un deseo.

Por la noche, decidimos ir a cenar a algún restaurante donde pudiésemos comer pescado fresco. Al fin y al cabo, Formentera es (o era) una isla de pescadores! Así que degustamos una dorada de medio kg, unos calamares en su tinta y tomamos unos chupitos de licor de hierbas de la isla.

Dia 3: 26 de Julio – Puesta en el lago

Todavía impresionados por la visita al faro del dia anterior, decidimos visitar otro situado en el extremo más alejado de la isla y a su vez el más alto: La Mola. Estuvimos un rato viendo la fantástica vista del mar que nos ofrecía el enorme acantilado.

A la vuelta pudimos ver algo que mientras íbamos no habíamos apreciado: la fantástica vista que había desde aquella zona. Al estar elevada, se podía observar casi toda la isla. Poco después paramos cerca de Es Caló para buscar algún sitio donde poder bañarnos. Encontramos una cala pequeña de roca donde estábamos prácticamente solos: los únicos bañistas que había en la zona estaban separados por otra roca, por lo que podría decirse que teníamos nuestra cala particular. Ahí pude disfrutar por primera vez de algo que había ido a buscar en la isla: tranquilidad, agua cristalina y un fondo marino espectacular.

Al atardecer nos fuimos a buscar otra playa justo al lado sur, en la Platja de Migjorn. Para ello, simplemente cruzamos la carretera. Contrariamente a lo que nos habíamos encontrado en Es Caló, el mar estaba muy agitado. Estuvimos un rato jugando a las palas y nos fuimos.

A la vuelta nos dió tiempo de ver la puesta de sol mientras tomábamos un baño en s’Estany des Peix. Sería capaz de afirmar que ha sido la mejor puesta de sol que he visto en mucho tiempo, y el hecho de verla desde dentro del agua (muy caliente por cierto) hizo que fuera un momento muy especial.

Dia 4: 27 de Julio – Cruzar nadando

Nos enteramos que donde estábamos alojados cada día a las 8 de la mañana se hacían sesiones de Yoga. Pusimos los despertadores bien temprano y decidimos apuntarnos. Después de varios ejercicios de respiración, estiramientos y concentración, pasamos a métodos de relajación mediante la voz. Fuimos a desayunar y partimos hacia Ses Illetes de nuevo con intención de cruzar nadando la separación que hay entre Formentera y la isla d’Espalmador. Hicimos andando todo el camino desde Ses Illetes hasta la punta norte de la isla por un camino a pleno sol y sin ningún árbol que pudiese dar sombra. Teníamos playa a derecha y a izquierda y de tanto en cuanto se agradecía el poder hacer un pequeño baño para quitarse de encima el sofocante calor. De todas formas, el haber desayunado poco, el intenso calor y la caminata por la arena terminaron de agotar las pocas energías que me quedaban.

Al llegar a la punta dispuestos a cruzar de una isla a otra, nos encontramos con una bandera roja indicando que estaba prohibido el baño en aquella zona y numerosas indicaciones que advertían de fuertes corrientes y que desaconsejaban cruzar al otro lado. Al ver que había gente que estaba cruzando, decidimos preguntar a un par de socorristas que estaban controlando la zona. Nos comentaron que podíamos cruzar sin problemas, que era uno de los mejores días para hacerlo. Así pues decidimos hacerlo.

La mayor parte del recorrido se puede hacer a pie, ya que apenas cubre. Solamente se tiene que nadar un trozo de unos 15 metros, por lo que fue mucho más fácil de lo que esperábamos. Al llegar al otro lado queríamos llegar al lago de barro que sale en la película de Lucía y el Sexo, pero nos comentaron que estaba bastante lejos, así que debido al cansancio y a que el hambre empezaba a apretar, decidimos dejarlo para otra ocasión (dudo que tarde mucho en volver a la isla).

Tras una pequeña siesta para recuperar energías, decidimos encontrar unas piscinas naturales que nos habían comentado que estaban cerca de donde estábamos. Después de perdernos por el monte y pasar por sitios bastante abruptos con la moto, nos encontramos a gente de la casa que iba hacia ahí. Conocían el camino, así que nos unimos a ellos. Las piscinas naturales no son más que pequeñas calas que hay en los acantilados, a las que se tiene que bajar por las rocas. Las formas de las rocas hacen que queden cerradas y que haya una especie de suelo en la orilla que baja gradualmente (por eso el nombre de piscina).

Una vez terminado el baño fuimos a cenar a otro restaurante. Volvimos a comer dorada.

Dia 5: 28 de Julio – Fiesta!

Nos levantamos un poco apenados por tratarse del último día, pero estábamos dispuestos a aprovechar al máximo los últimos momentos que nos quedaban.

Cogimos la moto y nos fuimos a buscar lo que probablemente sería nuestro último baño. Decidimos volver a la zona de Ses Illetes y buscar algo por ahi. Antes de llegar nos desviamos dirección Sa Roqueta buscando un sitio donde nos habían dicho que hacían el Calippo loco: helado Calippo mezclado con Vodka. No lo encontramos y fuimos en busca de un sitio apartado donde poder bañarnos. Finalmente, tras pocos minutos andando, encontramos una cala prácticamente desierta. Las únicas personas que teníamos alrededor estaban a bastante distancia de nosotros. Ahí estuvimos prácticamente todo el día. Creo que fue uno de los mejores sitios que encontramos para bañarnos y tomar el sol. Era una playa de roca si cabe más espectacular que la de Es Caló.

Al atardecer decidimos volver, y a medio camino, en Es Pujols vimos una gran acumulación de coches intentando aparcar en un saturado parking que en teoría iba a una playa. Sin embargo, toda la gente iba demasiado arreglada para ir a tomar un baño. Decidimos investigar.

Nos encontramos con un bar musical de playa con la música muy alta y con una pista de baile en el mismo bar y otra improvisada en la playa. El local estaba lleno de italianos y unos pocos (muy pocos) españoles. Sorprendidos, nos unimos a la fiesta. Ahí conocimos a un grupo de chicas muy simpáticas (un saludo!) que habían ido a la isla totalmente a la aventura: sin alojamiento y sin apenas dinero. Estuvimos un buen rato con ellas charlando y bailando al ritmo de los bongos. Quedamos con ellas después de cenar para ir a tomar algo. Al salir vimos que nos habían abierto la moto y nos habían robado las toallas… suerte que era el último día!

Lamentablemente nos retrasamos un poco y cuando llegamos a La Fonda Pepe de Sant Ferran se estaban marchando a una fiesta de la espuma. Así que tomamos algo en lo que es una de las pocas zonas para salir de noche de la isla.

Dia 6: 29 de Julio – Pacasa

El triste día de la vuelta a casa. Recogimos nuestras cosas, nos despedimos de la gente y nos dirigimos al puerto de La Savina a devolver la moto y a coger el ferry que nos llevaría a Ibiza. Al llegar, nos dió tiempo para dar una vuelta rápida por el puerto de Ibiza y comprar algunas cosillas antes de coger el avión. En el aeropuerto, antes de partir, compré el mismo licor de hierbas que probé en el restaurante de Sant Ferran.

Aquí terminó nuestro viaje a Formentera, una isla que espero no tardar mucho tiempo en volver a visitar.

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